En el ejemplar anterior de Nuestra Imagen hablábamos sobre las fuentes de información gracias al internet que disponemos los fotógrafos para aprender acerca de nuestro oficio. Sin embargo como con las noticias, no podemos confiarnos en todo lo que vemos, leemos o escuchamos.
En cuanto surje una noticia, no faltan los “enterados” (porque leen las noticias) que se aventuran a opinar e incluso a predecir lo que las tecnologías nos van a afectar. En estos casos debemos escuchar, investigar, pensar y luego entonces, opinar o tomar una decisión.
La fotografía digital es una tecnología (o tal vez deberíamos decir revolución) que está apenas en su infancia. Apenas alcanzamos los primeros diez años se su surgimiento, por lo que no podemos tomar lo actual como algo que llegó a un punto de madurez.
Por lo mismo, surgen mitos que de tanto pasarlos de boca en boca se vuelven verdades a medias. Para tratar de evitar el caer en manos de vendedores informados a “medias” a continuación analizaremos una serie de mitos acerca de la fotografía digital. La idea es entrar de lleno en esta tecnología que ha transformado la forma y propósito de capturar imágenes, no solo en nuestra comunidad sino a nivel mundial.
Eso es cierto. En esos tres conceptos, el mito es verdadero, pero hay que tomar en cuenta que si bien no se gasta en rollos o revelados, ahora se gasta en equipo computacional (nuestro, del estudio, no de nuestros hijos). Tenemos que comprar una impresora (de chorro de tinta), papeles especiales, tintas, cds, tarjetas de memoria etc.
Pero esta situación también tiene su lado bueno: ya no ocupamos todo un laboratorio (propio o ajeno) con equipos, químicos, instalaciones especializadas etc. para crear imágenes espectaculares. Las imágenes las hacemos en nuestra computadora, hacemos una prueba en nuestra pequeña impresora de chorro de tinta y ya está.
En las reuniones de fotógrafos se escuchan frases angustiosas como estas: ¿Y mi equipo actual? ¿lo tiro o lo regalo?
Ni uno ni lo otro, La mayoría de las cámaras profesionales, (ahora llamadas Digital Single Lens Reflex o DSLR) aceptan los lentes que ya tenemos. Recientemente han salido al mercado lentes con ventajas tecnológicas pero no hay nada que podamos hacer con nuestros lentes actuales.
Lo que sí tiende a pasar a la historia es el equipo de laboratorio. Ese si, pasa a ser artículo de decoración…
En terminos concretos, lo único que cambiamos es el cuerpo de la cámara. La luz, los diafragmas, velocidades, exposímetros, pantallas, cajas de luz y demás aditamentos siguen siendo los mismos. No hay que comprar nada de eso.
Falso. Si bien ya no van a existir (al menos como ahorita) laboratorios llenos de ampliadoras, procesadoras de papel y máquinas de revelado, vamos a seguir necesitando quién nos dé servicio de impresión especialmente cuando hablamos de tamaños grandes.
La diferencia es que ahora ya no vamos a ir a un “laboratorio”, vamos a ir a un Buró de Servicio al que le podemos delegar algunas de las labores de impresión. De lo que no nos salvamos es de saber de imágenes, color, resoluciones etc. porque ahora las imágenes las creamos nosotros al 100%, ellos sólo las imprimen.
Aunque la tecnología de inyección de tinta nos ofrecen la opción de tintas especiales en las que nos aseguran durabilidades de hasta 100 años, la mejor opción sigue siendo imprimir a papel, y los minilabs y laboratorios digitales actuales pueden imprimir los archivos que nuestras cámaras digitales nos proporcionan. Claro que estos equipos son caros y para poder ser competitivos en precio un proveedor invierte en ellos y prorratea el costo entre varios o muchos clientes.
Falso. Al hablar de fotografía difital, seguimos hablando de fotografía. Seguimos hablando de velocidades, diafragmas, lentes, profundidad de campo etc.
Es cierto que tenemos que aprender de computadoras, pero aquellos que tengan hijos de más de 10 años de edad, tienen en casa un buen asesor computacional con un costo bajo. Lo demás ya lo sabemos, lo que tenemos que aprender tiene más que ver con la postproducción que con la toma.
En términos generales con un programa como Photoshop se puede hacer lo mismo que en el laboratorio tradicional. Podemos reservar, quemar (o sobre exponer) una parte de nuestra imagen, cambiar el contraste y muchas otras técnicas disponibles el el laboratorio tradicional.
Además podemos hacer una infinidad de efectos, retoques y alteraciones… si, pero todo tiene un costo. Para poder igualar lo que un laboratorista nos realizaba en la soledad de su laboratorio, ahora lo tenemos que hacer nosotros mismos.
Ahora tendremos que aprender de resoluciones, modos de color, herramientas y demás monadas que tiene un programa como Photoshop. Además debemos estar conscientes de las características requeridas por el destino de nuestra imagen ya sea impresión fotográfica digital, pantalla de computadora, inyección de tinta o imprenta.
La noticia buena es el control que ahora tenemos sobre todos esos factores y de nuevo, el potencial creativo que nos permite.
Ya entrando en los detalles de las cámaras digitales, ya tenemos cámaras del tipo 35 mm con las que podemos obtener resoluciones tan grandes que podemos hacer ampliaciones “tamaño puerta”.
Pero cuidado, no siempre muchos megapixels es lo mejor que podemos hacer. Para la mayoría de las aplicaciones (especialmente en sociales) no necesitamos más de 4 o 6 megapixels.
En sociales, la mayoría de las fotos a imprimir no pasan de 5 x 7 y en pocos casos llegan al 8 x 10 o al 11 x 14 cuando mucho. Para esto técnicamente hablando no necesitamos más de 6 megapixels.
Es cierto que en capurar fotos en resoluciones más altas tiene beneficios, pero tenemos que tomar en cuenta que el manejar archivos de tan altas resoluciones nos exige tener una computadora lo más reciente posible (por aquello de los procesadores rápidos), comprar la mayor cantidad de memoria y poseer discos duros grandes (tal vez arriba de 200 gigabytes)
Debemos analizar los requrimientos del tipo de fotografía que deseamos realizar para comprar equipo que corresponda a nuestra necesidad.
Por otro lado, la calidad no sólo depende de la resolución (megapixels) de nuestra cámara. Es cierto que entre más pixels tenga nuestra imagen va a haber más información (pixels) pero no debemos olvidar la calidad del lente. No es lo mismo la calidad que da una cámara compacta de 6 megapixels que una Nikon D70 que maneja esa misma resolución. El tamaño del lente, la calidad de su manufactura, los elementos que los componen en una cámara profesional son más exactos que en una minuatura, por algo se les sigue llamando “profesionales”.
Antes de ahondar en esto, debemos primero establecer qué es un megapixel. Esta medida resulta de multiplicar los pixels de ancho por los de alto de nuestra imagen digital. Por cada millón de éstos es lo que conocemos como megapixel. Los fabricantes establecen esta medida para darnos un parámetro con el cual comparar una cámara de otra.
Si de una cámara de 3 megapixel pasamos a una de 6 no quiere decir que podamos imprimir nuestras imágenes al doble. Una cámara 3 megapixel da unas medidas típicas de 2048 x 1536 que impreso a una resolución de 300 puntos (resolución de imprenta o alta calidad) nos resulta en 5 x7 pulgadas. Si de pronto, nos hacemos de una cámara de 6 megapixels, las medidas serán de 3000 por 2000 pixels, que acomodados de nuevo en una resolución de 300, nos dá una impresión de 7 x 10 pulgadas. Esto no es el doble de 5 x 7.
La razón es similar a cuando aumentamos una fila de mosaicos en una pared. Si aumentamos una fila hacia la derecha y otra hacia arriba, la de arriba va a consummir más mosaicos ya que nuestra cuadricula es más larga en ese lado. Para aumentar el doble el área con mosaicos, necesitaríamos casi cuatro veces mosaicos, o en nuestro caso pixels.
El zoom digital no es real, la cámara toma un pedazo de nuestra escena y lo amplía mediante técnicas de interpolación para darnos una imagen “acercada”. En realidad es lo mismo que tomar en Photoshop esa parte de la imagen, recortarle el resto y crearle “artificialmente” más resolución.
Como profesionales no debemos de tomar en cuenta el zoom digital, el verdadero y único es el que nos proporcionan los lentes de nuestra cámara.
Como ya no se almacenan negativos tengo todo ordenado en mi computadora
Una ventaja de los negativos era en términos de seguridad. Si algo le pasaba a la foto, siempre teníamos modo de acudir a los negativos originales y hacer una reimpresión. Con la fotografía digital el riesgo de perder nuestras imágenes para siemrpre es mayor si no tenemos la disciplina de respaldar nuestras fotos a cd una o varias veces durante el proceso de creación de nuestras imagenes.
No se esperen a terminar el trabajo para respaldarlo a un cd. Las computadoras no tienen palabra de honor y aunque sea la mejor marca y modelo pueden fallar. Es preferible gastar unos pesos en cds que lamentarse por haber perdido unas imágenes. Además al tener un buen control de nuestras fotos, ya no nos puede salir el laboratorio con que “se nos echò a perder su negativo” o “se lo entregamos a otro cliente por error y no sabemos a quién”.
Dice HP y Epson que una foto no existe hasta que la imprimes. Claro, es por que ellos venden impresoras, pero en términos reales si algo sucede, y no tenemos respaldo, perdemos todo. En la época de la película, si las fotos se pierden o se dañan, acudimos a los negativos y volvemos a imprimirlas.
La buena, es que existen programas muy baratos, incluso gratuitos, que nos permiten organizar, retocar, crear albumes digitales, o videos conteniendo las imagenes de un evento sobre un fondo musical.
La mala es que si no tenemos un método y disciplina para respaldar nuestros datos, aparte del hecho que siempre va a ser más impresionante ver una foto 11 x 14 en papel que en una pantalla, por más grande que sea.
Como lo hemos visto en este artículo y en el del ejemplar pasado, la base del éxito en esta profesión que ya tiene más ingredientes de tecnología que de arte, es el estudiar, aprender conceptos nuevos y poner en práctica lo visto en nuestro trabajo diario.
Con la democratización del internet, los conocimientos están ahí al alcance de todos (incluso en español), por lo que los “secretos de la profesión” ya son cosas del pasado. Cualquiera que tenga deseos de ser exitoso puede saber lo que los “maestros” saben y pude competir con cualquiera.
Recuerden que el primer paso es el más difícil de dar. Cada paso que demos nos va a dar la libertad creativa que como artistas tanto disfrutamos.
Luis Roberto De León se dedica desde hace más de 30 años a la fotografía industrial y comercial, manteniéndose a la vanguardia con las tecnologías digitales.
Teléfono: +52 (81) 8340 9090
Correo: roberto@solucionesvisuales.com